jueves, 16 de noviembre de 2017

El sin hogar


Escribo esto desde un pequeño cuarto oscuro sin ventanas, mi universo alquilado de 3 x 3 metros, en una esquina apartada y un tanto descuidada de una gran casa ajena donde se me permite habitar siempre y cuando pague mes a mes una renta equivalente a 1 año del costo de vida de una persona (costo estimado aplica solo en ciertas partes del mundo... según mis cálculos imaginarios jejeje). Es ridículo lo que cuesta la vida en este condado de Santa Clara.

De repente al salir a la calle volteo alrededor y no doy crédito de lo lejos que estoy del lugar que me vio nacer, de todos aquellos con los que he coincidido en la vida como familiares y amigos, de aquel lugar al que alguna vez llame hogar.

Lo mas gracioso es que después de varios años de una vida mercenaria viajando para trabajar para el mejor postor intente regresar a mi ciudad natal, pensé que por fin regresaba a mi "hogar"... pero no, tal lugar dejo de existir... estuve lejos el suficiente tiempo para que ahora esa ciudad se sintiera extraña, la paz y familiaridad que sentía al vivir en mi querida Morelia ya no era la misma, los amigos emigraron, las calles me parecían mas feas, la gente mas grosera, el trafico mas insoportable, etc... aunque objetivamente hablando tal vez soy yo el que se volvió mas mamón    




Hoy día ya no existe un lugar donde sienta ese sentido de pertenencia, me encuentro en donde por mucho tiempo quise venir a vivir pero no siento que pertenezca aquí, la ciudad es muy bella, arboles por todos lados, infraestructura y servicios de primera, un sentido de seguridad que ya no encuentras en México... aun así tampoco puedo llamar a este mi hogar. Mi corazón ama mil veces mas los tacos que las hamburguesas.

Afortunadamente tengo claro en donde quiero estar, ya no es un lugar, no se puede describir mediante coordenadas ni se puede buscar en un mapa, donde quiero estar es al lado de mi esposa y mi hija a quienes no he visto en algunos meses... la espera ha sido larga pero ya pronto las podre ver, se que eventualmente nos volveremos a establecer en un lugar y echar raíces de nuevo. Mientras tanto sigo aquí escribiendo desde mi rincón, el sin hogar.

 

1 comentario:

marko dijo...

Durante mucho tiempo,sentí que nunca podría separarme de la casa de mis padres, aun casado y con mi hijo creí que siempre me acompañaría esa nostalgia de todo lo vivido al lado de mi familia.

Fue durante una visita a la casa de mis padres en la cual, me sentí bien, a gusto, cómodo, pero... ya no era mi casa, ahora yo tenía mi casa y hogar , igual que tu al lado de mi familia, me acompañaba mi familia, pero ya me sentía como animal lejos de la madriguera, al fin había sucedido, ya había colonizado y acomodado un espacio y lo hice nuestro.

Creo que muchos atravesaremos esa etapa de gitanos, viajando y moviendonos a veces despértando en un lugar diferente, pero ese viaje te hace tanto apreciar las raíces y viceversa.

Un abrazo y espero que pronto estén juntos.